Un titulo algo dramático
y sugerente, pero creo que no debo comenzar de ese modo. La intención
de este post es compartir lo que me pasó hace algunos meses. ¿Cómo
iniciar? Creo que lo correcto es hacerlo comenzando desde el
principio.
Durante los primeros años
de mi vida fui como cualquier niño, que jugaba, se divertía y
asistía a la escuela; sin embargo durante la época de secundaria
comencé a padecer dolores de cabeza sin motivo alguno, Dado que en
mi familia hay historial de migrañas, se dio por sentado que yo
tenía lo mismo, por lo tanto no se le dio mayor importancia y solo
tomaba analgésicos para controlar dichos malestares.
Así pasaron los años y
aprendí a sobrellevar los dolores de cabeza gracias a pastillas,
para entonces me encontraba cursando el equivalente a preparatoria
(carrera técnica), pero sentía que mi rendimiento no era igual al
de mis compañeros de clase, sin embargo siempre he sido de los que
se esfuerzan en cada cosa que se proponen, así que, simplemente
decidí mostrar mas empeño en lo que hacia.
Y vaya que logré varias
cosas a pesar de los múltiples y regulares dolores de cabeza,
conseguí sobresalir en poesía (declamación y composición) a tal
punto de lograr reconocimientos en varios niveles educativos; así
mismo me di cuenta que era bueno en cosas que en aquel momento no
entendía (la informática y todo el extraño mundo del
ciberespacio), así siguieron pasando los años y pude incursionar en
diversas áreas laborales, siempre dando mi mayor esfuerzo pues fui
educado de tal manera que sin importar lo que hagamos, debemos
hacerlo con la mayor dedicación posible.
Bueno, omitiré varias
cosas pues de lo contrario sería un post mucho mas extenso de lo que
ya me imagino que será, vayamos hasta el año pasado, donde me
encontraba después de algunos años, de vuelta a la escuela, esta
vez en la Universidad (Tecnológico de Celaya),
cursando los estudios en Ingeniería en Sistemas Computacionales;
estando en 2do semestre noté que los dolores de cabeza eran ahora
mucho mas intensos que antes y la dosis de medicamento fue en
aumento, sin embargo en muchas ocasiones perdí clases por no poder
asistir gracias al “bendito” dolor.
Sin embargo, logré
concluir ese semestre, pero a principios de año fue tanto el dolor
que deje de ir a clases y al final tuve que darme de baja temporal
pues había llegado al punto de no poder siquiera levantarme de la
cama, con ello vinieron mas molestias, como mareos, perdida gradual
de la vista, depresión... fue a tal grado que al día tomaba 19
pastillas para poder “controlar” los dolores; como muchos me
decían “eso no era vida”, en efecto, no lo era, pues solo vivía
en mi cama, ahí pasaba los días y las noches y además casi no
comía.
Mi familia al ver que la
situación ya era grave lograron llevarme con un Neurólogo, el cual
me realizó tomografías y resonancias, ¿el resultado? Pues nada,
que tenía un quiste en la cabeza, el cual estaba causando todas las
molestias. Sin embargo dicho médico decía que podía vivir sin
problemas con ello y solo tomar pastillas; fue algo que no me
convenció, por lo tanto consultamos una segunda opinión...
Al pasar los días fuimos
con otro médico el cual dijo “tienes un tumor, y debes ser operado
ya, si no te operas vas a morir, pero si te operas puedes morir en la
cirugía”, mis padres y yo quedamos helados, fue tanta la impresión
que yo no podía reaccionar pero sabia que no podía mostrar temor,
no frente a mis papás que estaban a punto de perder a su primer
hijo, Decidí ser fuerte y acceder a la operación, pero no fue
fácil, ahora el otro problema era que dicha intervención costaría
500 mil pesos, dinero que obviamente no teníamos.
Desde hace algunos años
soy cristiano (Adventista del Séptimo
Día), por lo tanto, tengo mucha fe en Dios, así que
mientras pasaba esos días solo pedía fuerza para sobrellevar dicha
situación, como joven pocas veces vemos a la muerte como algo real,
o incluso nunca pensamos en ello. Y de pronto podía olerla,
sentirla, saber que no vería a mi familia, no volvería a ver a mis
amigos, tantas metas sin lograr, tantas cosas sin terminar. ¿Que si
fue doloroso?, claro que si! No tenia temor a la muerte pues sé que
la muerte es solo un descanso, pero saber que no tenia tiempo ya fue
un descubrimiento muy doloroso, decidí que esos días debería
disfrutarlos mucho, disfrutar a mi familia, amigos, etc. En esos días
aprendí a valorar la sonrisa, a darme cuenta que vivir triste es
solo un desperdicio, aprendí a darle un nuevo significado a los
atardeceres, a disfrutar las noches claras mirando hacia el cielo,
recordando como jugaba en la tierra, con cualquier caja o cosa que
encontrara.
Pasaron solo unas semanas
y por una amiga de mi madre fuimos a la ciudad de León, Gto. Al
Hospital Regional donde me internaron, pude ver como la gente sufría,
personas a las que les amputaban algún miembro o incluso vi como
moría un anciano, son cosas que estamos acostumbrados a ver en la
televisión pero que en vivo te impactan grandemente.
En dicho Hospital fui
internado varias veces y en cada una de ellas se cancelaba la
operación, primero por un error administrativo, después porque no
estaba disponible el equipo necesario para la cirugía; para ese
momento ya se habían hecho arreglos para conseguir apoyo económico
por parte del programa “Seguro Popular”, y a pesar de que
no se cubría ese tipo de operaciones, ayudaban a absorber muchos
gastos, además después de una evaluación se procedió a brindar
apoyo de tal manera que de todo el procedimiento ¡solo se cobraría
el 10%!, pero a pesar de toda esa ayuda, no me pudieron operar ahí,
así que seguimos esperando y pasando dos semanas desde la ultima vez
que fui internado se nos comunico que haba sido transferido al
Hospital de Alta Especialidad de León.
Se hizo todo el papeleo
necesario y fui internado, se tenía programada la cirugía para el
día siguiente, mientras tanto solo esperaba en mi cama el momento en
que me llevaran al quirófano, sabiendo que las probabilidades de
salir vivo eran muy pocas, es decir, “era mas fácil fallecer en la
cirugía” (palabras del cirujano), pero a diferencia de las veces
anteriores, estaba calmado, en paz, sabiendo que no debía nada,
consciente de que hasta ese día “había
peleado la buena batalla”, con mis errores y aciertos, pero
había dado todo lo que tenia. Sin mas el 27 de Junio del 2013 a las
5:00 pm fui llevado al quirófano, donde primero me explicaron el
procedimiento, la encargada de la anestesia me explico lo que ella
haría así que me pidió que cuando ella me dijera, pensara en algo
positivo, porque al despertar tendría ese mismo pensamiento... Llego
el momento y solo pensé en 1 Corintios 15:55 “¿Dónde está,
oh muerte, tu aguijón?”... a los pocos segundos quede
dormido.
El Viernes 28 desperté
cerca de las 6:00 pm en Terapia Intensiva, y pensé la segunda parte
de 1 Corintios 15:55 “¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?”,
con mi pecho lleno de aparatos, mis brazos con varios cateters,
diversos aparatos que solo había visto en la tv y que ignoraba su
propósito; pero noté algo, no podía hablar, ¡no tenia voz!,
además no me podía parar, no podía mover mi boca, no podía comer
o pasar saliva, estaba sordo del oído derecho, con un ojo cerrado
pero a pesar de todo... ¡Estaba vivo!
Durante los primeros días
solo podía tomar líquidos, dado que la comida solida no podía
tragarla, es mas, no podía ni masticar. Pero gracias a Dios, después
de solo una semana fui dado de alta y aunque en silla de ruedas, ¡al
fin podía irme a mi casa!
Estando en casa dependía
completamente de terceros, para lo mas básico como ir al baño,
ducharme, comer, moverme, caminar, etc. Fue difícil el aceptar que
no podía hacer nada solo, pero mas difícil darme cuenta que no
podía comer nada de lo que yo quería, es mas, incluso al tratar de
comer un “Gerber” varias veces estuve a punto de ahogarme.
Aprendí a ser paciente, a controlar mis emociones, me di cuenta que
tenia que aprender todo de nuevo, pues en realidad había vuelto a
nacer.
Al parecer me volví mas
positivo, o eso dicen quienes me han visto en estos meses; no sé
como era antes, pero durante mi rehabilitación he ido aprendiendo
muchas cosas; alguien me dijo “¿Como es que te toco eso a ti que
tratas de ser buena persona, no tomas, no fumas, etc? ¿Porque Dios
permitió esto?”, solo respondí: “¿Por que no habría de
tocarme esto?”, a veces creemos que cuando tenemos puesta nuestra
fe en Dios es un seguro de que no nos pasara nada, pero no es así,
es ahí cuando nosotros debemos demostrar que no es posible hacerlo
solo, prueba de ello, es que la cuenta del Hospital fue pagada
gracias a la aportación de muchas personas, personas que quizá no
me conocen, que soy imperfectas pero que creen en Dios, y si mi
situación podía ayudar a mostrar que podemos tener fortaleza, que
podemos sonreír a pesar de que estamos a punto de morir, debía de
poner mi fe en Dios, y así fue, literalmente le dije “Señor, si he
de morir, esta bien, llévame.... pero si he de vivir permite que sea
una mejor persona”, cual fuese el resultado yo habría ganado
porque había mostrado que cuando se cree puedes enfrentar a la
muerte con optimismo, alentando a los medas a seguir adelante, y si
vivía era una prueba viviente de que creo en un Dios de lo
imposible.
A las pocas semanas de
estar en casa, fui recuperando la movilidad en la cara, aprendí a
comer, recupere mi ojo (incluso he dejado de usar lentes, aunque creo
que debo usar algunos de baja graduación), deje de usar silla de
ruedas, bastón y poco a poco ha vuelto la voz, aunque me escucho
ronco. Sin embargo no estaba aun al 100%, requería terapias de
rehabilitación pero por motivos que ignoro, no me las han podido
aplicar, en palabras del DIF Celaya “tenemos mucha gente en
espera”, pero no me quede dependiendo de ello, así que comencé
a realizar ejercicios por mi cuenta y ahora ya camino mejor, tengo
mejor voz, mejor vista, he recuperado casi la total movilidad de mi
brazo derecho.
Por ahora solo queda
esperar la cita a finales de Noviembre para saber si fue quitado todo
el tumor (media 8 cms) o si requeriré otra cirugía, pero pase lo que pase, algo tengo
seguro:
“Tengo la certeza de que ni la
muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente
ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo,
ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamas del amor de Dios,
manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.” Romanos
8:38,39
4 comentarios:
Dios ha mostrado su poder por medio de tu vida, ha realizado un milagro enorme en ti y te ha dado una gran segunda oportunidad de vivir. Es bueno siempre escuchar de casos como el tuyo, pero es mucho mejor cuando aprecias a la persona, a pesar de la distancia oramos por ti y estoy segura que Dios te seguira acompaniando y hara muchas maravillas contigo!
Eres uno de sus consentidos!
Dios te bendice Cesar!
Att: Addi
No se si fue ti Dios, o la fuerza o simple casualidad. Pero ahora eres veterano de algo que muchos no lograron, y eso es una historia bien poderosa.
Ahora ve, y cumple la promesa que le hiciste y se mucho más grande que tu vida misma, pues ya la tracendiste.
Dios te bendiga sigue adelante Dios te a demostrado que es unico no le falles sigue cumple tu promesa que nuestro Dios es unico. :-)
Gracias le doy a Dios por tu vida...por tu valentía y ejemplo! Gracias por tomarte el tiempo de compartir tu historia....tu testimonio.....que confirma de un DIos GRANDE y PODEROSO!....quizás muchos no entiendan como Dios permite que un hijo Suyo viva situaciones como esta...yo te entiendo...mi esposo vivió una situación similar....quedó cuadriplegico...más volvio a caminar....PERO en el PROCESO...cambió su corazón y sus actitudes hacia DIos, hacia la vida y hacia otras personas...y solo DIOS sabe que quizas era la unica forma de lograrlo...
BENDICIONES varón valiente y esforzado!!!
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