10/25/2013

¿Que harías si sabes que estas a punto de morir?

Un titulo algo dramático y sugerente, pero creo que no debo comenzar de ese modo. La intención de este post es compartir lo que me pasó hace algunos meses. ¿Cómo iniciar? Creo que lo correcto es hacerlo comenzando desde el principio.


Durante los primeros años de mi vida fui como cualquier niño, que jugaba, se divertía y asistía a la escuela; sin embargo durante la época de secundaria comencé a padecer dolores de cabeza sin motivo alguno, Dado que en mi familia hay historial de migrañas, se dio por sentado que yo tenía lo mismo, por lo tanto no se le dio mayor importancia y solo tomaba analgésicos para controlar dichos malestares.

Así pasaron los años y aprendí a sobrellevar los dolores de cabeza gracias a pastillas, para entonces me encontraba cursando el equivalente a preparatoria (carrera técnica), pero sentía que mi rendimiento no era igual al de mis compañeros de clase, sin embargo siempre he sido de los que se esfuerzan en cada cosa que se proponen, así que, simplemente decidí mostrar mas empeño en lo que hacia.

Y vaya que logré varias cosas a pesar de los múltiples y regulares dolores de cabeza, conseguí sobresalir en poesía (declamación y composición) a tal punto de lograr reconocimientos en varios niveles educativos; así mismo me di cuenta que era bueno en cosas que en aquel momento no entendía (la informática y todo el extraño mundo del ciberespacio), así siguieron pasando los años y pude incursionar en diversas áreas laborales, siempre dando mi mayor esfuerzo pues fui educado de tal manera que sin importar lo que hagamos, debemos hacerlo con la mayor dedicación posible.

Bueno, omitiré varias cosas pues de lo contrario sería un post mucho mas extenso de lo que ya me imagino que será, vayamos hasta el año pasado, donde me encontraba después de algunos años, de vuelta a la escuela, esta vez en la Universidad (Tecnológico de Celaya), cursando los estudios en Ingeniería en Sistemas Computacionales; estando en 2do semestre noté que los dolores de cabeza eran ahora mucho mas intensos que antes y la dosis de medicamento fue en aumento, sin embargo en muchas ocasiones perdí clases por no poder asistir gracias al “bendito” dolor.

Sin embargo, logré concluir ese semestre, pero a principios de año fue tanto el dolor que deje de ir a clases y al final tuve que darme de baja temporal pues había llegado al punto de no poder siquiera levantarme de la cama, con ello vinieron mas molestias, como mareos, perdida gradual de la vista, depresión... fue a tal grado que al día tomaba 19 pastillas para poder “controlar” los dolores; como muchos me decían “eso no era vida”, en efecto, no lo era, pues solo vivía en mi cama, ahí pasaba los días y las noches y además casi no comía.

Mi familia al ver que la situación ya era grave lograron llevarme con un Neurólogo, el cual me realizó tomografías y resonancias, ¿el resultado? Pues nada, que tenía un quiste en la cabeza, el cual estaba causando todas las molestias. Sin embargo dicho médico decía que podía vivir sin problemas con ello y solo tomar pastillas; fue algo que no me convenció, por lo tanto consultamos una segunda opinión...

Al pasar los días fuimos con otro médico el cual dijo “tienes un tumor, y debes ser operado ya, si no te operas vas a morir, pero si te operas puedes morir en la cirugía”, mis padres y yo quedamos helados, fue tanta la impresión que yo no podía reaccionar pero sabia que no podía mostrar temor, no frente a mis papás que estaban a punto de perder a su primer hijo, Decidí ser fuerte y acceder a la operación, pero no fue fácil, ahora el otro problema era que dicha intervención costaría 500 mil pesos, dinero que obviamente no teníamos.

Desde hace algunos años soy cristiano (Adventista del Séptimo Día), por lo tanto, tengo mucha fe en Dios, así que mientras pasaba esos días solo pedía fuerza para sobrellevar dicha situación, como joven pocas veces vemos a la muerte como algo real, o incluso nunca pensamos en ello. Y de pronto podía olerla, sentirla, saber que no vería a mi familia, no volvería a ver a mis amigos, tantas metas sin lograr, tantas cosas sin terminar. ¿Que si fue doloroso?, claro que si! No tenia temor a la muerte pues sé que la muerte es solo un descanso, pero saber que no tenia tiempo ya fue un descubrimiento muy doloroso, decidí que esos días debería disfrutarlos mucho, disfrutar a mi familia, amigos, etc. En esos días aprendí a valorar la sonrisa, a darme cuenta que vivir triste es solo un desperdicio, aprendí a darle un nuevo significado a los atardeceres, a disfrutar las noches claras mirando hacia el cielo, recordando como jugaba en la tierra, con cualquier caja o cosa que encontrara.

Pasaron solo unas semanas y por una amiga de mi madre fuimos a la ciudad de León, Gto. Al Hospital Regional donde me internaron, pude ver como la gente sufría, personas a las que les amputaban algún miembro o incluso vi como moría un anciano, son cosas que estamos acostumbrados a ver en la televisión pero que en vivo te impactan grandemente.

En dicho Hospital fui internado varias veces y en cada una de ellas se cancelaba la operación, primero por un error administrativo, después porque no estaba disponible el equipo necesario para la cirugía; para ese momento ya se habían hecho arreglos para conseguir apoyo económico por parte del programa “Seguro Popular”, y a pesar de que no se cubría ese tipo de operaciones, ayudaban a absorber muchos gastos, además después de una evaluación se procedió a brindar apoyo de tal manera que de todo el procedimiento ¡solo se cobraría el 10%!, pero a pesar de toda esa ayuda, no me pudieron operar ahí, así que seguimos esperando y pasando dos semanas desde la ultima vez que fui internado se nos comunico que haba sido transferido al Hospital de Alta Especialidad de León.

Se hizo todo el papeleo necesario y fui internado, se tenía programada la cirugía para el día siguiente, mientras tanto solo esperaba en mi cama el momento en que me llevaran al quirófano, sabiendo que las probabilidades de salir vivo eran muy pocas, es decir, “era mas fácil fallecer en la cirugía” (palabras del cirujano), pero a diferencia de las veces anteriores, estaba calmado, en paz, sabiendo que no debía nada, consciente de que hasta ese día había peleado la buena batalla”, con mis errores y aciertos, pero había dado todo lo que tenia. Sin mas el 27 de Junio del 2013 a las 5:00 pm fui llevado al quirófano, donde primero me explicaron el procedimiento, la encargada de la anestesia me explico lo que ella haría así que me pidió que cuando ella me dijera, pensara en algo positivo, porque al despertar tendría ese mismo pensamiento... Llego el momento y solo pensé en 1 Corintios 15:55 “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?”... a los pocos segundos quede dormido.

El Viernes 28 desperté cerca de las 6:00 pm en Terapia Intensiva, y pensé la segunda parte de 1 Corintios 15:55 “¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?”, con mi pecho lleno de aparatos, mis brazos con varios cateters, diversos aparatos que solo había visto en la tv y que ignoraba su propósito; pero noté algo, no podía hablar, ¡no tenia voz!, además no me podía parar, no podía mover mi boca, no podía comer o pasar saliva, estaba sordo del oído derecho, con un ojo cerrado pero a pesar de todo... ¡Estaba vivo!

Aquí antes de que me retirarán los puntos.


Durante los primeros días solo podía tomar líquidos, dado que la comida solida no podía tragarla, es mas, no podía ni masticar. Pero gracias a Dios, después de solo una semana fui dado de alta y aunque en silla de ruedas, ¡al fin podía irme a mi casa!

Estando en casa dependía completamente de terceros, para lo mas básico como ir al baño, ducharme, comer, moverme, caminar, etc. Fue difícil el aceptar que no podía hacer nada solo, pero mas difícil darme cuenta que no podía comer nada de lo que yo quería, es mas, incluso al tratar de comer un “Gerber” varias veces estuve a punto de ahogarme. Aprendí a ser paciente, a controlar mis emociones, me di cuenta que tenia que aprender todo de nuevo, pues en realidad había vuelto a nacer.

Al parecer me volví mas positivo, o eso dicen quienes me han visto en estos meses; no sé como era antes, pero durante mi rehabilitación he ido aprendiendo muchas cosas; alguien me dijo “¿Como es que te toco eso a ti que tratas de ser buena persona, no tomas, no fumas, etc? ¿Porque Dios permitió esto?”, solo respondí: “¿Por que no habría de tocarme esto?”, a veces creemos que cuando tenemos puesta nuestra fe en Dios es un seguro de que no nos pasara nada, pero no es así, es ahí cuando nosotros debemos demostrar que no es posible hacerlo solo, prueba de ello, es que la cuenta del Hospital fue pagada gracias a la aportación de muchas personas, personas que quizá no me conocen, que soy imperfectas pero que creen en Dios, y si mi situación podía ayudar a mostrar que podemos tener fortaleza, que podemos sonreír a pesar de que estamos a punto de morir, debía de poner mi fe en Dios, y así fue, literalmente le dije “Señor, si he de morir, esta bien, llévame.... pero si he de vivir permite que sea una mejor persona”, cual fuese el resultado yo habría ganado porque había mostrado que cuando se cree puedes enfrentar a la muerte con optimismo, alentando a los medas a seguir adelante, y si vivía era una prueba viviente de que creo en un Dios de lo imposible.

A las pocas semanas de estar en casa, fui recuperando la movilidad en la cara, aprendí a comer, recupere mi ojo (incluso he dejado de usar lentes, aunque creo que debo usar algunos de baja graduación), deje de usar silla de ruedas, bastón y poco a poco ha vuelto la voz, aunque me escucho ronco. Sin embargo no estaba aun al 100%, requería terapias de rehabilitación pero por motivos que ignoro, no me las han podido aplicar, en palabras del DIF Celaya “tenemos mucha gente en espera”, pero no me quede dependiendo de ello, así que comencé a realizar ejercicios por mi cuenta y ahora ya camino mejor, tengo mejor voz, mejor vista, he recuperado casi la total movilidad de mi brazo derecho.


Así se ve por ahora.


Por ahora solo queda esperar la cita a finales de Noviembre para saber si fue quitado todo el tumor (media 8 cms) o si requeriré otra cirugía, pero pase lo que pase, algo tengo seguro:

Tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamas del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.” Romanos 8:38,39



(Música) Toto - Rosanna (40 Tours Around The Sun)

  He pasado los ultimos dias escuchando a TOTO y sin duda este es uno de mis temas favoritos.